Parròquia Sant Ignasi de Lleida

La parroquia de Sant Ignasi de Loiola de Lleida quiere ser una comunidad cristiana de espiritualidad ignaciana, para llevar la Buena Nueva a los desfavorecidos, profundizar en la fe y celebrar la vida, con fidelidad creativa a la Iglesia, con espíritu abierto y crítico al mundo, para llegar a ser Reino de Dios, el sueño de Jesús en nuestro mundo.

Des de un modelo de estructura comunitaria en la que Cristo y la asamblea son el centro, la parroquia fomenta la formación y la participación de los laicos y avanza en el discurso de la hospitalidad como forma arraigada de acoger y de abrirnos a los demás y al mundo. Al mismo tiempo es un lugar en el que conrear la espiritualidad y la práctica de los ejercicios espirituales y potenciando las herramientas ignacianas de la oración, el acompañamiento, la mirada atenta de la realidad y la reflexión y la manera abierta de celebrar. Todo ello sin olvidar el cuidado de la casa común e iniciando caminos de oración, reflexión y vida práctica más sostenible.

La Comunidad parroquial Sant Ignasi de Loiola nace el año 1976, en aquel momento en la cripta de Santa Maria de Gardeny, a la espera de que estuviese acabado el edificio nuevo que fue construído en el solar de la antigua casa de Crist Rei. La nueva iglesia era obra del arquitecto P. Enric Comas sj y fue inaugurado en 1978. La lluz, la forma asamblearia y la austeridad eran las notas principales. Con una carta del 1978 con motivo de la inauguración, el P. Arrupe, general de la Compañía de Jesús exhortaba al P. Joan Canet, rector, con unas palabras que remarcaban ya todo un estilo: la sensibilidad social, la colaboración con otros y un interés especial por el trabajo de la espiritualidad. Y todo con un émfasis repetido para subrallar la renovación y la novedad:

“La alegría de que la Compañía de Jesús se haya esforzado a trabajar en estas tierras de San Pedro Claver, con un espíritu renovado de colaboración y con una forma nueva en la formación y el crecimiento espiritual.”

Aquella iglesia se fue vistiendo de vida y de imágenes: el Sant Pelegrí, original en yeso de la obra de Rafael Solanic; la Mare de Déu tallada en roble americano, obra del P. Cinto Casanoves sj; el cuado cubista del Cristo crucificado de Lluís Trepat, cedido del fondo del Centre Borja y la obra mural de la comunidad salvadoreña de Popa, fruto del hermanamiento con esta, a raíz de la marcha a El Salvador del P. Rafa Sivatte SJ, después del asesinato de los mártires de la UCA.