El liderazgo en clave ignaciana

Ignacio de Loyola es reconocido como líder. Su maestría y ejemplo, que ha guiado durante años la Compañía de Jesús, puede convertirse también en un manual para el liderazgo. De su experiencia se pueden sacar aprendizajes aplicables a las dinámicas de liderazgo de empresas e instituciones. Una de las aportaciones más conocidas en este ámbito es la de Chris Lowney, autor del libro El liderazgo al estilo de los jesuitas, que apunta los cuatro valores que, según él, definen el liderazgo ignaciano: el conocimiento de uno mismo, el ingenio, el amor y el heroísmo.
 
Estos son también los cuatro elementos que centran el programa de liderazgo inspirado en la espiritualidad ignaciana que se inició hace más de cinco años en el centro de espiritualidad Cueva San Ignacio de Manresa, y que está abierto a todas aquellas personas que quieran replantearse la forma en que personalmente y profesional abordan su vida como directivo. Para los responsables de esta iniciativa, la espiritualidad ignaciana nos da herramientas que pueden favorecer la capacidad de observar la realidad o de tomar las decisiones con más libertad.
 
"Un líder de empresa corre el riesgo de deteriorarse, porque el trabajo directivo se hace en un entorno de presión", explica Carlos Losada, profesor de ESADE y uno de los acompañantes del curso. Es por ello que uno de los pilares del liderazgo ignaciano es el cuidado de la interioridad. Conocer y entender las fortalezas, debilidades y valores de un mismo resultará clave para poder llegar a ser un buen líder. Lo será también la capacidad de innovación y adaptación al mundo cambiante, porque habrá que estar -como reclamaba san Ignacio- siempre listo para ponerse en camino. La gestión de las personas de su equipo determinará el éxito de un líder. En este sentido, el mismo Ignacio aconsejaba liderar con amor y modestia, visión, valor, pasión, compromiso, lealtad y apoyo mutuo.

Més información en este enlace.