Política y espiritualidad, a partir de la lectura de las cartas de san Ignacio

Coincidiendo con la reciente publicación en catalán de las Cartes espirituals de sant Ignasi de Loiola, que han sido traducidas por el P. Joan Ribalta SJ, este miércoles 14 de marzo se ha hecho en Barcelona un diálogo sobre política y espiritualidad, con Josep Rambla, jesuita y experto en espiritualidad ignaciana y Santi Torres, responsable de publicaciones de Cristianismo y Justicia y máster en ciencia política por la UPF.
 
¿Se deben implicar los jesuitas en política o en asuntos mundanos? ¿Qué pensaba sobre ello San Ignacio? La lectura de estas cartas espirituales que Ignacio escribe desde su pequeña habitación de Roma dirigidas a todos los rincones del mundo y atendiendo a las más diversas ya menudo complejas situaciones, nos muestran su convicción de que lo que tiene que determinar nuestras acciones y decisiones es buscar el Reino de Dios y la justicia, y que conviene correr el riesgo y ensuciarse si es necesario en cuestiones mundanas, siempre y cuando esto esté ordenado a la finalidad que se persigue.
 
Estas cartas nos sitúan ante "un Ignacio inédito para nosotros", explicó Santi Torres, porque en Cataluña San Ignacio es, sobre todo, el peregrino. La identificamos con su experiencia espiritual en Montserrat y en Manresa, con el hombre que pedía limosna en la puerta de Santa María del Mar o el hombre del saco que pintó la artista Montserrat Gudiol. Pero Ignacio es también el hombre que, unos años después, en Roma, debe liderar el nacimiento y crecimiento de la Compañía de Jesús, al que se le presentan no pocas dificultades y conflictos, y a las que debe responder con sentido realista y de gobierno.
 
Es clara, por ejemplo, la respuesta que da a la carta dirigida al P. Juan Álvarez de Salamanca, que le había reprochado que ponerse en asuntos mundanos es arrodillarse ante un dios falso. Ignacio responde, en cambio, que no servirse de los medios y los talentos que Dios nos proporciona, sería signo de inmadurez espiritual. Rechaza, pues, la comodidad o el miedo que recomendarían una actitud más pasiva y anima a asumir riesgos, si es necesario.
 
Por lo tanto, concluye Torres "hay una dimensión positiva de la acción política", pero dejando claro que debe estar "ordenada a Dios" y no a la gloria de la persona o la institución. Es este deseo de encontrar y amar a Dios lo que mueve su acción acción en el mundo. Esto nos demuestra, remarcaba Santi Torres, que "Ignacio, cuando escribe todo esto, ha pasado por Manresa y por la experiencia de conversión que luego recogerá en los Ejercicios".
 
En la misma línea, Josep Rambla hizo evidente que Ignacio tiene una visión no sólo interior de la fe, sino encarnada en la realidad, es decir, que tiene una dimensión política y busca una respuesta histórica al seguimiento de Cristo. El fundador de la Compañía de Jesús nunca se sintió ajeno a ocuparse de los asuntos públicos y es por eso que la espiritualidad ignaciana es "de salida" y "va al mundo desde Dios".
 
Esta implicación, sin embargo, debe ser resultado de un trabajo interior, de una transformación y de una mirada al mundo que permita "ordenar todo hacia Dios". Si esta es la finalidad, las acciones sociales o políticas serán tanto o más importantes que el recogimiento o la contemplación, porque San Ignacio, recordó Josep Rambla, es el hombre que "busca como poner los medios en orden a los fines".
 
El acto fue presentado por el delegado de los jesuitas en Cataluña, Llorenç Puig, que destacó que la publicación de las Cartes espirituals de sant Ignasi de Loiola se suma a una lista de textos fundamentales de la Compañía de Jesús disponibles actualmente y algunos de ellos en los próximos meses, en lengua catalana.