El liderazgo femenino crece en la familia ignaciana, en todo el mundo, y también en Cataluña. El número de mujeres que ocupan cargos directivos o lideran proyectos en nuestras escuelas, entidades sociales, centros universitarios y comunidades cristianas es cada vez mayor. La mirada y el compromiso de estas mujeres son claves para el buen funcionamiento de las instituciones que encabezan, pero también para transformarlas y hacerlas más diversas, inclusivas, creativas, flexibles u horizontales. Coincidiendo con el 8 de marzo, algunas de ellas nos explican cómo viven este liderazgo y qué podría hacerse para favorecerlo.
Presidenta del Casal Loiola - Fundació Pare Martí Tusquets sj, Lucía Ortín acompaña al equipo en el desarrollo de sus tareas y ayuda a construir comunidad cristiana con el espíritu del carisma ignaciano propio de la Compañía de Jesús.
¿Qué luces y sombras has experimentado como mujer que trabaja en una institución de una orden religiosa masculina?
Como luz encuentro el deseo de cambio, de apertura al trabajo conjunto a hombres, mujeres, laicas, religiosas, las ganas de construir equipo y compartir la misión entre todas. Como sombra diría la centralidad en la figura del jesuita, nos cuesta creernos enviados en misión compartida y capaces de trabajar de una forma sinodal, ¡nos veo en camino!
¿Qué te aporta la espiritualidad ignaciana?
Personalmente me aporta la profundidad y el sentido que damos a nuestros espacios de trabajo, a las decisiones que tomamos, a la forma de hacer las cosas. Herramientas para no perder el horizonte del porqué existe un sitio como el Casal Loiola.
¿Qué aporta el liderazgo de las mujeres a las instituciones de la Compañía de Jesús y a su misión?
¡Muchas cosas! Diversidad a la hora de poner en práctica el propio carisma ignaciano, creatividad, flexibilidad, capacidad de trabajo y organización para sacar adelante mucho trabajo, el imperativo de hacer compatible la vida y el trabajo en horarios, disponibilidad, descanso…
¿Qué pedirías a la Compañía de Jesús para favorecer la participación y el liderazgo de las mujeres?
Invertir en la formación de mujeres líderes, también en sectores como el de la transmisión de la fe. Seguir confiando en posiciones de liderazgo a mujeres, especialmente en grandes instituciones y en trabajo colaborativo con los jesuitas.
Anna Martínez dirige esta entidad social de Badalona, después de disfrutar muchos años de experiencias de ocio como voluntaria y de cursar estudios de Comunicación Audiovisual e Intervención Socioeducativa.
¿Qué luces y sombras has experimentado como mujer que trabaja en una institución de una orden religiosa masculina?
A nivel personal valoro la confianza y oportunidad recibida para liderar proyectos, en cuyo caso, asumir la dirección de la entidad. Sin embargo, es cierto que a nivel directivo me he encontrado con un abanico de referentes limitado, tanto a nivel de género como de edad.
¿Qué te aporta tanto a nivel personal como profesional la espiritualidad?
Trabajarme la dimensión espiritual me ayuda a conectar con la esencia propia. Contemplar y escuchar la realidad que acompañamos, hacerme consciente del vínculo con las personas, dotar de sentido a las decisiones que debemos tomar y tener un pilar donde apoyarme en momentos de fragilidad. Así, valoro las experiencias de interioridad como procesos de crecimiento personal, que me permiten vivir con profundidad y plenitud.
¿Qué aporta el liderazgo de las mujeres a las instituciones de la Compañía de Jesús y a su misión?
Tener a mujeres liderando instituciones de la Compañía de Jesús es un ejemplo concreto, real y visible del trabajo contra las desigualdades de género, apostando por la justicia social. Como Sector Social tenemos larga trayectoria de liderazgos femeninos, lo que ha aportado mayor diversidad de estilos de liderazgo, incidiendo en las culturas organizacionales de cada entidad.
¿Qué pedirías a la Compañía de Jesús para impulsar y favorecer la participación y el liderazgo de las mujeres?
Para generar un cambio, es necesario tener conciencia y voluntad de transformación. Así pues, primero pediría la realización de autodiagnosis para analizar y reflexionar sobre la perspectiva de género de cada institución. Seguiría apostando por feminizar a algunos sectores que, aunque tienen muchas mujeres en plantilla, el liderazgo sigue siendo masculino. Esto permitiría que en los espacios de decisión de la Compañía de Jesús hubiera menos diferencia entre miembros de cada género, promoviendo una mayor confianza y participación de las mujeres. Sin embargo, es importante que todo este proceso no sea promovido sólo por las mujeres, sino que sea un eje de trabajo del conjunto de la Compañía de Jesús.
El programa en el que trabaja Sandra Racionero-Plaza es la estrategia de la Compañía universal para la eliminación de abusos. Es la 4a científica del ranking internacional en materia de protección.
¿Qué luces y sombras has experimentado como mujer en la labor que desarrollas?
Las sombras son los casos de abuso. La mayor luz es trabajar con una institución global que ha puesto en funcionamiento una estrategia universal para hacer real su compromiso de eliminación de abusos y ha optado por fundamentarla en la investigación científica internacional con impacto social. Después de 20 años trabajando en este ámbito, básicamente fuera del mundo eclesial, puedo decir que esto es único y ejemplar.
¿Qué te aporta, a nivel personal y profesional, la espiritualidad ignaciana?
Me da raíces y un horizonte que va mucho más allá de mi persona. Son mis lentes para leer y vivir la realidad diaria, para reflexionar sobre las propias conductas y de los demás, para discernir en la toma de decisiones personal y profesional, para escuchar las mociones en la actividad intensa de esta misión, para trabajar en actitud de servicio para las y los demás, y con las y los demás, principalmente por las víctimas/supervivientes y para quienes valientemente las apoyan.
¿Qué aporta el liderazgo de las mujeres a la Compañía de Jesús y a su misión?
Muchas mujeres compartimos la misión de Dios con nuestros colegas varones, sacerdotes jesuitas y hermanos en muchas obras de la Compañía de Jesús. Las mujeres ofrecemos una perspectiva femenina única en la construcción de relaciones de respeto, cuidado y dignidad de toda persona en las instituciones de la compañía. En solidaridad y colaboración, ayudamos a transformar nuestras culturas sobre cómo nos relacionamos y trabajamos juntos/juntas para alcanzar contextos en los que se respete y mejore la dignidad de cada persona, especialmente de las más vulnerables. Esto me genera mucha alegría.
¿Qué pedirías a la Compañía de Jesús para impulsar y favorecer la participación y el liderazgo de las mujeres?
Continuar avanzando en sus acciones de tolerancia cero a todo tipo de abuso y acoso, así como implementar medidas de prevención efectivas en todas las áreas apostólicas a nivel universal. La investigación científica muestra que cuando se hace esto, más mujeres avanzan en sus carreras a cualquier institución.
Como responsable de Identidad y Misión en Esade, Cristina Giménez, promueve actividades de descubrimiento y profundización en la identidad, la presencia de la pedagogía ignaciana en la oferta formativa, o acciones para reforzar el proyecto de transformación social y de impacto en la sociedad.
¿Qué luces y sombras has experimentado como mujer que trabaja en una institución vinculada a una orden religiosa masculina?
Como mujer profesional he encontrado las mismas luces y sombras que cuando he trabajado en una institución académica no confesional. Sí que la relación profesional con los jesuitas o con aquellas personas que tienen un estilo de liderazgo más ignaciano es diferente, ya que la presencia de la escucha y el trabajo por un bien común está más presente (y esto está más alineado con el estilo de liderazgo femenino).
¿Qué te aporta, tanto a nivel personal como profesional, la espiritualidad ignaciana?
Calma: en entornos con grandes disrupciones y futuros menos previsibles, me aporta la serenidad necesaria para tomar decisiones complejas. Capacidad de escucha y apertura: me ayuda a estar más abierta a los puntos de vista de otros y a ser más inclusiva, contribuyendo a la mejora de las relaciones personales (con compañeros, amigos, familia, etc.). Esperanza: el examen diario me ayuda a tomar conciencia de lo afortunados que somos y cómo con pequeñas acciones podemos contribuir a hacer un mundo mejor.
¿Qué aporta el liderazgo de las mujeres a las instituciones de la Compañía de Jesús y a su misión?
Hay estudios que muestran que el estilo de liderazgo femenino (no quiero decir que lo tengan todas las mujeres ni que no lo tengan los hombres) es un liderazgo más empático y humano; más horizontal (y no tanto vertical y jerárquico); más inclusivo; con mayor flexibilidad de pensamiento; con una gran capacidad de análisis para la toma de decisiones; y orientado a tener impacto no sólo en la cuenta de resultados sino también en los que les rodean.
¿Qué pedirías a la Compañía de Jesús para impulsar la participación y el liderazgo de las mujeres?
Vivimos en una sociedad en la que todavía hay muchos sesgos inconscientes y esto está presente en nuestras obras. Por eso pediría que la Compañía liderara una transformación necesaria, a través de la promoción y seguimiento de planes de igualdad que velen por la formación y sensibilización sobre este tema, y que garanticen la presencia del género menos representado en los órganos de gobierno y decisión más importantes de nuestras instituciones. Las actuales estadísticas a nivel de sector muestran que, a pesar de más de la mitad del alumnado de grados y máster son mujeres, la representación de este género en los órganos de gobierno y decisión es todavía muy minoritaria.
En Jesuïtes Gràcia - Colegio Kostka, Rose Gaetjens es directora de la etapa que comprende desde la PIN (primaria inicial) hasta la NEI, la etapa intermedia hasta segundo de ESO.
¿Qué te aporta, a nivel personal y profesional, la espiritualidad ignaciana?
A nivel personal, estoy aprendiendo a escuchar mi voz interior y, a nivel profesional, me aporta reflexión sobre el por qué y por qué hago lo que hago, "a donde voy y para qué".
¿Qué aporta el liderazgo de las mujeres a las instituciones de la Compañía de Jesús y a su misión?
Pienso que aporta una mirada compasiva, una mirada sensible que no teme reflexionar sobre las emociones y ver cuáles nos ayudan a movernos para actuar y transformar.
¿Qué pedirías a la Compañía de Jesús para favorecer el liderazgo de las mujeres?
Sería bueno dar más visibilidad a las mujeres ignacianas de antes y ahora para saber quiénes eran o son, qué papel tienen en la Compañía y hacer una reflexión sobre este papel en los diferentes niveles de la institución para buscar con ello una mayor equidad y colaboración.