Manifiesto de Migra Studium en el día de las Personas Migrantes

En 1990 la Organización de las Naciones Unidas proclamó el 18 de diciembre como el día de las personas migrantes. De esto hace solo 34 años, un tiempo durante el cual las migraciones se han convertido, en nuestro contexto, en un elemento clave de la sociedad. También en este tiempo se han generado diversas iniciativas sociales que han buscado su comprensión y acompañamiento de las personas que migran. Entre estas iniciativas se encuentra Migra Studium, entidad que forma parte del sector social de la Compañía de Jesús en Cataluña.

En este 18 de diciembre de 2024, Migra Studium quiere compartir una reflexión colectiva elaborada con la participación de más de un centenar de personas vinculadas a Migra Studium. Personas diversas en origen, edad, género y experiencia vital. Muchas de ellas han realizado un proceso migratorio. Otras han nacido y vivido siempre en Barcelona, pero se sienten interpeladas por una realidad que las mueve a la hospitalidad.

Esta reflexión se enmarca en el compromiso diario para la acogida, el reconocimiento del valor de la diversidad y la defensa de los derechos y se articula basándonos en cuatro deseos que queremos compartir con el conjunto de la ciudadanía y que os ofrecemos a continuación:

Hacer memoria: no olvidemos que la historia humana es una historia de migración

En la vida hay muchas cosas a las que es imposible poner freno, entre ellas, el deseo de una vida libre o los sueños. La movilidad humana nos lo ha mostrado a lo largo de la historia, también en el presente, y por eso, aunque hoy sea casi imposible migrar de forma segura y sin sufrir violencias, las personas no dejamos de movernos, de emprender viajes que nos obligan a poner en riesgo la vida y, en muchos casos, a perderla.

Hacemos tráficos que son mucho más que ir de un sitio a otro, suponen la posibilidad de huir de la guerra, de la pobreza, de los efectos del cambio climático, de las amenazas o de la inseguridad. Trayectos atravesados ​​por la violencia y las mafias y, a su vez, sostenidos por la esperanza y la resiliencia.

En lugar de origen dejamos muchas cosas, muchas experiencias y sobre todo, muchas personas y vínculos que son parte fundamental de nuestra vida, madres, padres, hermanos, hijos e hijas.

Nunca queremos olvidar que ayer las personas migrantes quizás eran nuestros abuelos y madres, hoy somos quizás nosotros y mañana, quizás lo serán nuestros hijos e hijas. La migración siempre tiene rostro y desde el convencimiento de formar parte de la familia humana, ese rostro es siempre el de mi hermano, el de mi hermana.

Ofrecer hospitalidad y acogida: un deseo y compromiso

Agradecemos formar parte de una gran red de iniciativas ciudadanas que intentan generar espacios seguros, de escucha atenta y de acogida digna. Espacios donde las personas que llegamos a barrios, pueblos y ciudades podemos aprender la lengua, formarnos para acceder al mercado de trabajo, conocer derechos y deberes, participar de actividades culturales y expresar nuestras culturas, creencias y religiones, hacernos vecinos y vecinas.

Queremos seguir haciendo todo lo que está en nuestras manos para que las personas que, por cualquier razón, hagamos un proceso migratorio con todo lo que esto supone, encontremos aquí la acogida y el calor comunitario esenciales para iniciar un proyecto de vida propio y autónomo y hacerlo, con esperanza.

Celebrar la diversidad, reconocer su valor

Estamos sumando a tejer la sociedad del futuro y a hacerlo desde la ética de la convivencia, con valores como el respeto, la tolerancia, la empatía, el amor y la ayuda a quienes se encuentran en situación de necesidad, sea cual sea su origen o condición. Lo hacemos caminando juntas, ejerciendo la solidaridad, desplegando la humanidad que somos y practicando la fraternidad a la que estamos llamados. Algunos de nosotros, además,  movidos por la fuerza que sale del compromiso fe-justicia.

Sabemos, por experiencia propia, que la diversidad supone siempre un enriquecimiento y que las personas que migramos contribuimos de forma significativa al desarrollo social y económico de las sociedades de acogida, ya su vez, a las de origen.

El futuro que estamos tejiendo es el futuro del nosotros.

Defender los derechos

Resistir en la denuncia de las dificultades que encuentran las personas migrantes para ejercitar sus derechos, en la necesidad de cerrar todos los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) y en la urgencia por derogar la Ley de Extranjería y reformular el Pacto Europeo de Migraciones y Asilo

Debemos recordar algo tan básico que incluso duele: todas las personas somos sujeto de los derechos humanos e iguales en dignidad. Hacerlo supone hoy luchar por:

  • Garantizar que todas las personas podamos acceder a los servicios públicos que nos ayudan a sostener la vida, como una educación y una sanidad de calidad y con vocación de universalidad.
  • Posibilitar el acceso a algo tan básico como una vivienda digna o un trabajo en el que se respeten los derechos laborales que son fruto de tanta lucha obrera. 
  • Cambiar la ineficiencia de los procesos que, por razón de la Ley de Extranjería actual, nos vemos obligadas a hacer a las personas que migramos y que se convierten en fronteras invisibles. No es justo tardar meses en poder empadronarse, solicitar asilo, acceder a un comedor social o a un albergue, en tener una cita por un trámite o en poder firmar un contrato de trabajo con una empresa que quiere incorporarnos a su equipo. Estas injusticias no tienen justificación y no podemos taparlas con la excusa de unos servicios públicos saturados y que no responden a las necesidades de la ciudadanía que deben servir.
  • Incidir para conseguir la regularización extraordinaria promovida por el movimiento Regularización Ya.
  • Erradicar cualquier tipo de abuso a los que, de forma habitual, se encuentran expuestas las personas que están dando todos los pasos para regularizar su situación o esperando a poder hacerlo: explotación laboral, violencias, discriminaciones.
  • Terminar con el sufrimiento injusto que suponen las identificaciones raciales, la imposibilidad de denunciar vulneraciones de derechos por miedo a una expulsión o el internamiento dentro de un Centro de Internamiento de Extranjero sin haber cometido delito alguno.
  • Reformular el Pacto Europeo de Migraciones y Asilo en clave de derechos humanos.
  • Dejar de construir vallas y fronteras físicas, nos avergüenza ser la Europa fortaleza, y hacer efectivo el derecho a migrar ya no migrar.
  • Evitar las fronteras invisibles, invirtiendo en dinámicas que ayuden a la creación de puentes de encuentro y diálogo, que generen comunidad y vecindad.
  • Incidir en la promoción de políticas públicas de inclusión que favorezcan la convivencia y eviten cualquier discriminación.
  • Y al interno de Migra Studium, trabajar para convertirnos en una comunidad de personas más diversa y activamente antirracista, dando los pasos necesarios a nivel individual e institucional.

Migra Studium suma esta reflexión a la de tantas personas, grupos e instituciones con las que estamos tejiendo el nosotros y que hoy, día internacional de las personas migrantes 2024, alzarán también su voz.

Fuente: Web Migra Studium