30 años de presencia en el barrio de la Salut Alta de Badalona

Hace 30 años, un grupo de jesuitas se instalaron en un piso del barrio de la Salut Alta de Badalona. Tras un año de discernimiento comunitario, Isidre Ferreté, Carles Riera y Jaime Flaquer recorrieron el barrio buscando un pequeño piso para alquilar. "Queríamos cruzar nuestro Rubicón -el río Besòs, todavía fétido- y responder a la necesidad de atención pastoral en este barrio de inmigración andaluza, gitana, magrebí y china, en aquel entonces", explica Flaquer.

En lo alto de la cresta que separaba Badalona y Santa Coloma había crecido un barrio que aún no tenía capilla, por lo que había que bajar un quilómetro para participar en la eucaristía. Las monjas del Pradó ya impartían allí catequesis y el obispo auxiliar de Barcelona Joan Carrera invitó a los jesuitas a sumarse a la misión. Durante aquel año se fue construyendo la sencilla capilla que la Compañía de Jesús todavía atiende hoy en día.

En agosto de 1995 los jesuitas llegaban al barrio a imagen de otros obreros que vivían allí pero trabajaban fuera: Isidre iba a la fábrica, Carles a la sede de la Compañía de Jesús en la calle Roger de Llúria, y Jaume al colegio Sant Ignasi. Las tardes y los fines de semana estaban dedicados al barrio, realizando acompañamiento pastoral, eucaristías, clases de alfabetización para inmigrantes y presencia en organizaciones vecinales. El trabajo social dio lugar a la actual Fundación Salut Alta, entidad que se constituyó en 2004 y que forma parte del sector social de la Compañía de Jesús. 

Aquellos inicios precarios, que fueron continuados después por otros compañeros como Quim Pons, Joan Suñol o Jesús Renau, entre otros, se celebraron el pasado domingo 18 de octubre. Primero, con una preciosa y emotiva eucaristía presidida por el delegado de los Jesuitas en Cataluña, Pau Vidal. Recordando y agradeciendo el pasado, se hacía patente la gran diversidad de orígenes de la comunidad actual. Una comunidad, que con un pequeño paréntesis de dos años en 2020, sigue hoy estando bien presente en el barrio. 

La eucaristía acabó con un pica-pica compartido en un clima de celebración. Después, los jesuitas celebraron en la comunidad una comida a la que se sumaron varios compañeros, acompañados por el recuerdo de los difuntos Carles Riera, Joan Suñol y Jesús Renau.