El papa Francisco ha alentado toda la Iglesia a hacer de este 2024, el Año de la Oración.
Los Jesuitas en Cataluña, siguiendo el legado de San Ignacio de Loyola, tienen múltiples y variadas maneras de ayudar a profundizar la vida de oración personal y comunitaria, a través de los ejercicios espirituales, los retiros, cursos y formaciones varias, publicaciones y un largo etcétera.
En el entorno virtual, desde hace ya bastantes años, los Jesuitas en Cataluña ponen al alcance del público catalán recursos y materiales para profundizar la vida espiritual, a través de la página web espaisagrat.org y el portal pregaria.cat.
El primero ofrece un apoyo ágil, sencillo y a la vez cuidado, para poder hacer cada día un rato de oración, con el texto bíblico del día y unas pautas siguiendo el estilo de oración ignaciana. El portal, en cambio, tiene cinco secciones diferenciadas, con material diverso y que se renueva con frecuencia, ofreciendo también recursos propios para los varios tiempos litúrgicos.
Una de las coordinadoras del portal pregaria.cat, Gloria Andrés, participó recientemente en un diálogo sobre la oración organizado por el semanario Cataluña Cristiana. Según ella: “hay muchas personas que buscan una relación con el trascendente, con el Señor, con Dios, con Jesús. Hay un deseo de silencio, de interiorización, de hacerse consciente de cómo vivimos, de vivir más en el aquí y el ahora. Diríamos que es un deseo casi connatural, que estamos hechos para la relación, y por eso buscamos que una Relación dé sentido en la vida, que anime, que acompañe.”
Andrés, que editó también uno de los cuadernos recientes de la Escuela Ignaciana de Espiritualidad titulado Jóvenes y Espiritualidad, nos recuerda que para que podamos vivir una vida de oración, “como con todo lo que merece la pena, debemos invertir tiempo. Estamos hechos de tiempo y espacio y, por lo tanto, hay que buscar un tiempo y un espacio, encontrar un espacio para situar la oración en nuestra vida de cada día, para poder introducirla en nuestra vida de una manera regular. El ritmo de vida que llevamos no facilita dedicar ni el tiempo ni el espacio para orar, pero también es cierto que somos capaces de encontrar tiempos para ir a correr, ir al gimnasio, hacer taichí, yoga, pilates... ¿Por qué no buscar un tiempo de oración?”
El cristianismo ofrece un encuentro con Jesús el Cristo. Según Andrés “la oración no es difícil, solo hay que relacionarse con Jesús. Él es el centro y nosotros, tenemos que salir de nosotros mismos para ir a su encuentro y nos daremos cuenta que nos está esperando, que la oración no es un monólogo. Es un encuentro.”
A menudo, en un mundo tan acelerado y tomado por la eficacia, uno se puede preguntar para que sirve la oración. Según Gloria Andrés, “la oración te transforma la mirada y la manera de estar en el mundo, de una forma más descentrada, más abierta a los otros, más atenta a la realidad. Y así, la oración puede cambiar el mundo, ¡claro que sí! Y Dios tiene un papel, da fuerza y toca los corazones. Esto no depende de ti, depende de Él.”
También resalta una de las herramientas más propias de la espiritualidad ignaciana, el examen diario, explicando que “es una revisión agradecida del paso del Señor en el día. Es descubrir el paso de Dios en tu día a día y darle gracias. Y si en el camino te has despistado, pides perdón, no es una búsqueda de la falta, sino una búsqueda de la presencia de Dios en tu vida cotidiana. La relación con Dios se tiene que construir y en la oración va creciente. Si esta relación la cuidas y la mantienes, encuentras a Dios en todas partes.”
Aquí podéis encontrar el artículo entero publicado en el semanario Cataluña Cristiana