La catedral de Pamplona acoge la inaguración del Año Ignaciano

La catedral de Pamplona ha acogido este jueves el acto solemne de inauguración del Año Ignaciano, con el que conmemoramos los 500 años de la conversión de Ignacio. El Superior General de la Compañía de Jesús, el P. Arturo Sosa SJ ha participado a lo largo de esta semana en diversos actos que marcan el inicio de Ignatius500.

La Eucaristía en la catedral de Pamplona fue presidida por el arzobispo de la diócesis, D. Francisco Pérez y concelebrada por su obispo auxiliar Don Juan Antonio Aznárez, por el P. General Arturo Sosa -quien pronunció la homilía-, el provincial, Antonio España y varios jesuitas. El coro Loyola y la orquesta Loyola-Magis, dirigidas por Ignacio Aranzadi, fueron los encargados de las piezas musicales -muy ignacianas-, de la celebración, que se puede ver en este enlace.

En la homilía, el P. General comenzó con una acción de gracias múltiple: a Dios, que bendijo y acompañó la andadura de este “joven adulto” Íñigo hasta su muerte en 1556; “a los jesuitas que nos han precedido, transmitiendo de unos a otros el carisma de la Orden fundada en 1540; a todos los demás hombres y mujeres que han sido testigos y actores vivos de la espiritualidad que se inspira en Ignacio de Loyola". 

Durante este Año Ignaciano que comienza hoy tendremos ocasión de acudir a los orígenes de esta conversión de Íñigo, tanto en Loyola como en Manresa, indicó el General, que conectó esta experiencia con las cuatro Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús. "Así, todas las cosas han de servir para mostrar el camino hacia Dios, pero especialmente medios tan queridos por Ignacio como los Ejercicios espirituales y el discernimiento. Luchando en todo por la reconciliación y la justicia, actitud inseparable de la cercanía y amistad con los pobres, como la que tuvo Ignacio. Estando al lado de los jóvenes en el futuro que se les abre, que quiera el Señor esté lleno de esperanza. Y, finalmente, cuidando de una creación para que pueda mostrar los frutos del mismo Espíritu Santo presente en ella desde dentro”. También tuvo un recuerdo para el P. Adolfo Nicolás, quién fue Superior General de los Jesuitas, y que falleció este 20 de mayo hacía justo 1 año. “Su recuerdo es el recuerdo del grano de trigo que cae en tierra, muere para dar fruto”, señaló, y deseó que ese recuerdo nos haga vivir con profundidad este aniversario.

Al final de la ceremonia Cipriano Díaz Marcos, Asistente del P. General, informó de la declaración del año jubilar en los templos de la Compañía con motivo del año ignaciano.

Además de la Eucaristía, por la mañana la ciudad de Pamplona acogió también un acto institucional con presencia, entre otros, del alcalde Enrique Maya, que habló de presencia histórica de los jesuitas en Pamplona. Por su parte, el P. Provincial agradeció la cercanía e interés de la ciudad por la Compañía. El P. General junto al alcalde ofrecieron una ofrenda floral junto a la placa que conmemora la herida de san Ignacio. Aprovechando su estancia el P. General visitó la comunidad y el castillo de Javier, donde fue recibido por el superior de Javier, Txema Vicente sj y el coordinador del Año Ignaciano, Abel Toraño sj.

Previo al inicio de los eventos públicos de apertura del Año Ignaciano, el P. General partició el pasado martes en un encuentro retransmitido por Youtube, en el que mantuvo una entrevista con la periodista Silvia Rozas, directora de la revista Ecclesia. A lo largo de la conversación, el P. Arturo Sosa habló sobre el momento que vivimos, en el que la pandemia ha puesto de manifiesto la fragilidad de las relaciones humanas en el mundo, la costura de las injusticias, la falta de esperanza de los jóvenes, y el deterioro del medio ambiente. El P. General quiso señalar que ahora que se habla tanto de "volver" a la normalidad, no se trata de volver, sino de avanzar en otra dirección. El Padre Sosa lamentó el no percibir voluntad de cambio real. Lo ejemplificaba, en el caso de Europa, con la falta de acogida a una política migratoria necesaria. Desde la experiencia de la conversión de Ignacio, se preguntaba si nosotros, como sociedad, Iglesia, Compañía de Jesús, ¿vamos a asumir la pandemia como una oportunidad de cambiar, o la vamos a convertir solo en un motivo para volver a lo de antes? Entre sus reflexiones, el general dejó caer la preocupación por el deterioro de la calidad democrática, que se está resintiendo con la excusa de la pandemia. 

La entrevista se puede ver en este enlace.