"Todos nosotros somos hijos de una cultura de la violencia. Deshacernos de todo esto es un trabajazo" decía Antoni Soler, presidente de FundiPau este lunes en Barcelona. En la sede de Cristianisme i Justícia se presentaba el proyecto Mueve la noviolencia, una propuesta pedagógica que quiere dar a conocer y contribuir a educar en la cultura de la noviolencia.
La iniciativa es fruto del trabajo del Grupo de Trabajo en Noviolencia Cristiana del centro de estudios Cristianisme i Justícia, pero busca llegar a todos los públicos, porque, como recordaba el director del centro, Xavi Casanovas al abrir el acto, "hay muchos conflictos abiertos en nuestro mundo, los derechos humanos y civiles sufren fuertes regresiones, y la ciudadanía necesita herramientas para vehicular sus reivindicaciones".
Mueve la noviolencia se presentó con un diálogo con Joan Morera, jesuita, impulsor y coordinador del proyecto, Sheila Vilaseca mediadora escolar y experta en gestión de conflictos y Antoni Soler, presidente de FundiPau, moderados por la periodista Maria Cusó.
Morera desgranó los objetivos y los contenidos de la propuesta, que consiste en doce unidades didácticas que contienen un vídeo y actividades prácticas e interactivas para dinamizar sesiones de formación. Se puede descargar gratuitamente en la web www.muevelanoviolencia.net y está disponible en catalán, castellano e inglés. Entre sus contenidos se puede encontrar, por ejemplo, cómo funciona la violencia, como gestionar el miedo, la necesidad de la autocrítica... Advierte también de los errores más frecuentes al intentar practicar la noviolencia y aborda la cuestión de las religiones y la noviolencia, así como la violencia de género.
Un proyecto que se dirige a todo el mundo
El coordinador de Mueve la noviolencia explicó que el proyecto se dirige a un público muy amplio, ya que contiene materiales adaptados a diferentes tramos de edad. Puede ser utilizado en escuelas, en el mundo de la educación en el tiempo libre, el activismo, organizaciones, pero también para en entornos profesionales y muchos otros, porque de conflictos hay en todas partes y "el conflicto lo debemos naturalizar, lo que no debemos naturalizar es la violencia".
Para Antoni Soler, "es muy oportuno poder tener una herramienta como ésta en el momento que vivimos". El presidente de FundiPau considera que la noviolencia no es, como puede parecer, un camino del medio entre la pasividad y la violencia, sino otra cosa: "la primera condición para practicar la lucha noviolenta es sublevarse cuando uno ve una situación de injusticia".
Joan Morera explicó que el proyecto incluye también pinceladas históricas con experiencias, porque hay una falta de contenidos sobre noviolencia en los currículos de las escuelas. Se explican las guerras y los conflictos violentos, pero difícilmente la lucha noviolenta.
"En la escuela, más horas dedicadas a esto"
Sheila Vilaseca valoró muy positivamente esta iniciativa, en cuanto a su aplicación en el ámbito educativo. Destacó el hecho de que propone dinámicas muy vivenciales, que resultan muy significativas para los adolescentes, celebró que "no busca sólo construir mentes críticas sino autocríticas". Reivindicó que "en la escuela debemos tener más horas dedicadas a ello". Según Vilaseca, la cultura de la noviolencia se debería trabajar de forma transversal, formando parte del proyecto de escuela, y contando con la formación del profesorado, porque "tenemos que empezar por nosotros mismos".
Una cultura de la violencia que está en todas partes
En ello coincidía Antoni Soler: "tenemos que cambiar los adultos, porque si no, lo que hacemos en la escuela se queda allí pero fuera, la vida es otra cosa". Para el presidente de FundiPau "hay que aceptar que este es un proceso de cambio lento, que no se improvisa" y que hay que hacer un trabajo de fondo que no da frutos espectaculares de forma inmediata. Y es que el reto no es pequeño. La cultura de la violencia está en todas partes: en los videojuegos y las películas, pero también en los nombres de las calles, en la historia que estudiamos,... "incluso hay estudios universitarios sobre cómo practicar la violencia", lamentaba Soler, "y lo tenemos aceptado como un mal necesario, pero se nos debería hacer intolerable la posibilidad de utilizar la violencia como forma de solucionar los conflictos".
Lo más urgente, según el presidente de FundiPau, es "ser capaces de erradicar el odio del conflicto y acoger la diferencia".
El proyecto cuenta con el apoyo del ICIP (Instituto Catalán Internacional para la Paz), el Ayuntamiento de Barcelona, Espai Societat Oberta y NOVACT (International Institute for Nonviolent Action).