Este sábado 17 de septiembre se ha celebrado en la Iglesia de Santa María de Verdú la ordenación sacerdotal de nuestro compañero jesuita Joan Morera. La celebración ha estado presidida por el Arzobispo de Urgell, Mons. Joan-Enric Vives y concelebrada por el Superior Provincial de los Jesuitas, el P. Antonio España SJ, el delegado de los Jesuitas en Cataluña, P. Enric Puiggròs SJ, así como compañeros jesuitas y sacerdotes de diversas diócesis catalanas. La familia de Joan, laicos y laicas de los diversos lugares donde ha estado y una numerosa representación de la comunidad cristiana de Lleida, donde actualmente vive, han querido compartir la celebración y participar en la preparación de los cantos.
Mons. Vives remarcó los tres ejes que configuran la vida de Joan: la pasión por la Escritura y el deseo de que la Palabra de Dios nos vivifique; el anhelo de andar junto a los pobres y excluidos, tal y como Jesús hizo; y por último, el trabajo por la justicia desde la construcción de la cultura de la noviolencia. El Arzobispo de Urgell destacó también el testimonio de Pedro Claver, hijo de Verdú, pueblo que acogía la celebración, hombre entregado incansablemente al servicio de los más desfavorecidos, esclavo de los esclavos negros. En la homilía, definió la vocación cristiana como llamada a la felicidad.
Dos gestos poco comunes se pudieron ver este sábado en el ritual de ordenación, después de la unción de las manos y la entrega del pan y el vino: el ordenado recibió un anillo como símbolo de compromiso con los oprimidos y se descalzó mostrando el cuidado con el que quiere vivir y tratar el planeta y todas las criaturas de Dios. El anillo es de madera y hecho por comunidades de mujeres indígenas de la Amazonia, y lo recibió con el nombre que le ha dado la comunidad masai de Tanzania, donde Joan vivió durante unos años: alaretoni, que significa aquel quien defiende a los últimos.
Dos gestos: un anillo, símbolo del compromiso con los oprimidos, y descalzo, como muestra del cuidado con el que quiere vivir y tratar el planeta
En sus palabras de agradecimiento, Joan Morera ha querido tener presentes los problemas de salud que le han acompañado desde hace unos años, la hermana enfermedad, como la ha llamado. Se ha referido a ello para explicar cómo le ha ayudado a vivir más según el estilo de Jesús. Destacaba de manera especial dos aspectos que la enfermedad le enseña cotidianamente: el valor del ser y la presencia por encima del hacer.
Y si en bastantes momentos de la celebración Joan tenía que permanecer sentado, el obispo le recordaba que no es una limitación, al contrario, una oportunidad de estar más cerca de aquellos enfermos que están en la cama, de los excluidos y pequeños que él, siguiendo los pasos de San Pedro Claver, tanto desea servir.
El Superior Provincial de los Jesuitas agradeció al pueblo de Verdú ya sus habitantes la acogida, recordando la vida de San Pedro Claver, catalán universal, y deseó que el ya nuevo sacerdote pueda ser un buen ministro al servicio del pueblo de Dios. Por su parte, el delegado de los Jesuitas en Cataluña también tuvo unas palabras para recordar que la ordenación no es ningún privilegio y no sirve para demostrar nada, sino todo lo contrario, es un regalo, que muestra el amor incondicional de Dios.
"Ayudadme a ser un sacerdote de delantal, estando siempre al servicio"
El pueblo de Verdú ofreció varios obsequios al ordenado y la celebración se acabó compartiendo una comida en el castillo de Verdú. Al día siguiente, domingo, Joan Morera celebró su primera misa como sacerdote en la parroquia de Sant Esteve de Tordera, el pueblo donde nació y creció, y donde pudo compartir este momento con la familia, comunidad parroquial, amigos de diversos lugares, compañeros jesuitas, curas diocesanos y el rector de la parroquia. Las autoridades de la ciudad también estuvieron presentes, con el alcalde al frente. Aquí Joan quiso compartir una reflexión y una petición sobre el sentido de la ordenación sacerdotal: “Decimos ministerio, por tanto la cosa va de mini, de pequeñez, de servicio. Ayudadme pues a ser un cura de delantal, estando siempre al servicio”, y se dirigió especialmente a su madre para agradecerle precisamente esta actitud de estar “siempre atenta, siempre disponible, para lo que sea necesario.”
La colecta de las dos celebraciones fue en favor de los proyectos en los que está trabajando nuestro compañero jesuita Àlvar Sánchez en Nador, Marruecos, acompañando a personas refugiadas y migrantes subsaharianas.
Aquí tenéis algunas imágenes de la celebración. Podéis ver más aquí.