"Tan diferentes, tan diversos en tantos aspectos, en una única búsqueda". Llorenç Puig SJ nos cuenta su vivencia de la CG36

Este viernes, 14 de octubre, la Congregación General 36 de la Compañía de Jesús ha elegido al P. Arturo Sosa SJ como nuevo Superior General de los jesuitas. La celebración de una Congregación General, que es el máximo órgano de gobierno de la Compañía, y el proceso de elección del P. General, son acontecimientos excepcionales para los jesuitas. Participan representantes de la Compañía de todo el mundo, que comparten inquietudes, preocupaciones, retos, ilusiones y experiencias de trabajo. Un intercambio que definirá las prioridades de la Compañía de Jesús durante los próximos años. 
 
El jesuita catalán Llorenç Puig, delegado de la Compañía de Jesús en Cataluña, es uno de los miembros de la Congregación General y ha participado en la elección del nuevo P. General. Desde Roma nos cuenta cómo está viviendo esta experiencia. 
 
"Mi vivencia de este proceso de elección del P. General la podría resumir en dos palabras: confianza cumplida.
 
Efectivamente, he podido experimentar en primera persona que san Ignacio y la tradición de la Compañía tienen una gran sabiduría sobre los procesos humanos y del Espíritu. Y más, en cómo los dos se interrelacionan: "el alma debe disponerse".... para que pueda actuar el Espíritu. Así es como sabemos que pasa en los Ejercicios Espirituales. 
 
Pues bien, en la Congregación General, en los primeros días todo parecía muy complejo: la diversidad cultural, de exeriencias e itinerarios, el hecho de que no hubiera nombres a priori dados ni destacados, un grupo de personas que no se conocían hondamente y que debían hacer un discernimiento muy profundo comunitariamente... Todo ello asustaba, ciertamente. Tal vez por ello, unos días antes de empezar las 'murmuratio', el P. Orlando Torres dijo sabiamente a los congregados: "confiad, confiad, que funciona, ya lo veréis!"
 
Y entonces empezó el milagro: cuatro días realmente intensos de conversaciones vis a vis, hondas, sinceras, para hablar de tal o cual persona, de sus capacidades, de sus límites, de sus cualidades... Cuatro días de gran hondura y cariño a las personas y la Compañía, buscando conocer más las personas que podrían liderarla... Cuatro días de ver que estábamos todos, tan diferentes, tan diversos en tantos aspectos, en una única búsqueda.
 
Cuatro días, también, de ver que este proceso no lo controlábamos nosotros: es demasiado complejo, parece que no pueda llevar a buen puerto... y por ello necesitábamos buenos tiempos de oración en común, y también ratos personales de oración en una capilla u otra, ante el Santísimo expuesto tal vez... 
 
Y el día de la elección, es el momento de dejar de lado la frenética actividad de los días precedentes, para ponerse en manos de Dios, para invocar el Espíritu que nos ha de conducir, y nosotros dejarnos llevar por Él... Misa votiva del Espíritu Santo temprano por la mañana, y luego directamente al aula, donde tras una breve y clarificadora plática sobre las actutudes del discernimiento, tenemos una hora de oración. En silencio, a ratos con los ojos cerrados, otros mirando a los compañeros en oración sincera, o alguna frase inspiradora de los puntos de oración del P. D'Souza... Yo iba mirando a ratos, he de decir, a las personas que veía que podían ser los elegidos: cómo oraban, cómo estaban ante el Señor, dispuestos... 
 
San Ignacio propone que uno llegue al aula todavía sin haber cerrado del todo la decisión. Cuesta creer que se pueda hacer, pues supone una gran libertad interior, no apegarse a una decisión predeterminada, sino estar hasta el último momento abierto al susurro del Espíritu. Yo ya veía que llegaría así, con cierta indiferencia, a ese momento. Creía que podría ser así, confiaba. 
 
Y lo impresionante del caso es que sí, que he empezado la oración con indiferencia entre algunos nombres que había explorado más profundamente en las murmuratio. Pero poco a poco ha ido ganando peso una convicción honda, decidida, firme, sin dudar ni poder dudar. Había que escuchar también, como decía el P. D'Souza, la sabiduría del resto de electores, pero nacía inesperadamente una gran seguridad. 
 
Y las votaciones han fluido mucho más de lo esperado... Ante las diversas posibilidades que había, y la variedad de personas, sensibilidades, itinerarios, ¿cómo es posible que se llegue tan fácilmente a un sentido aplauso, una alegría compartida, una consolación vivida tan ampliamente? 
 
Sí, hacía falta confianza, y el Señor la ha cumplido. 
 
Tenemos un nuevo Padre General, ya no estamos huérfanos de ese que nos debe acompañar e indicar caminos de futuro... La Congregación General continúa, y debe proporcionarle un equipo y directrices para el futuro, pero una vez disuelta, le encomendaremos el cuidado e impulso para los próximos años. Que el mismo Espíritu que nos ha invitado a elegirle, le acompañe en esa difícil tarea que inicia hoy."
 
Toda la información sobre la Congregación General 36 se puede encontrar en http://gc36.org/es/