El pasado domingo 20 de junio, en la iglesia del Colegio Claver, en Raimat (Lleida) respiramos Compañía de Jesús a pleno pulmón. Nuestro compañero Àlvar Sánchez realizó sus últimos votos en la Compañía de Jesús. A pesar de ser unas 250 personas, fue una celebración muy íntima, muy de familia, con mucha belleza, con mucho amor a Jesús. La Compañía de Jesús en Lleida se veía bendecidamente invadida por los familiares y amigos de Àlvar de más allá de Lleida, con Enric Puiggròs, delegado de los jesuitas en Cataluña, con los compañeros jesuitas de la comunidad de Àlvar en Nador, y con el obispo de Lleida, Mons. Salvador Giménez que quiso acompañarnos en este celebración.
Cada detalle contribuía a este ambiente especial, sencillo, emotivo, alegre, profundo. La forma sencilla del Obispo Salvador de presidir la celebración; la música preciosa, con cantos de Fer Sánchez de Ocaña, compuestos en un viaje de educadores de la escuela a Nador; la homilía de Roger, gran amigo de Álvaro, las peticiones por la Delegación de Migraciones de Nador, por Àlvar, por las vocaciones, y por el colegio, las palabras del José Luis Vázquez, compañero de Nador, o el icono de la Virgen de Marruecos.
Día de gran alegría por la Compañía y por tanta gente que nos ama: si se puede decir así, Àlvar ya no puede ser más nuestro que ahora. Que nos siga ayudando, con su vida, a acercarnos a un Jesús que nos conduce a las fronteras.
Àlvar Sánchez, nacido en 1974 entró en la Compañía de Jesús en 1997 y su trayectoria le ha llevado a diversos países africanos como la República Democrática del Congo, Ruanda o Sudán del Sur. Actualmente trabaja en la delegación diocesana de Migraciones de Nador, en Marruecos.
Sitúa las raíces de su vocación en la familia y el testimonio discreto de los jesuitas del colegio de Raimat (Lleida), que "nos alcanzó a muchos, como también lo hizo una educación que nos ponía frente a las víctimas de la injusticia animándonos a utilizar nuestros talentos para transformar su sufrimiento y sus causas". También la imagen de momentos clave en la historia de la Compañía de Jesús como el martirio de la comunidad de la UCA y "ya en la universidad, el deseo de abrazar algo más que parciales dosis de sentido me aventuró a pedir la entrada en el noviciado. Allí, durante el mes de EE, apareció Jesús como siempre, y como nunca".