La espiritualidad ignaciana nos lleva a vivir en el mundo, no a alejarnos de él

El jesuita barcelonés Josep M. Rambla es un referente en el campo de la espiritualidad ignaciana. Con una larga trayectoria, se mantiene activo, colaborando en actividades sociales y pastorales en el barrio de san Ildefonso de Cornellà de Llobregat, así como en el área de espiritualidad EIDES de Cristianisme i Justícia.

Hace unas semanas presentó sus dos últimos libros y lo aprovechamos para mantener con él una agradable conversación que se ha publicado en la revista Catalunya Cristiana. El P. Rambla se explica de forma llana y cordial, pero con profundidad y rigor, e insistiendo con determinación en aquello que considera fundamental: tratar de vivir inspirado en Jesús de Nazaret.

Nos cuenta sobre todo cómo ha conectado la espiritualidad con el compromiso social. “Al adentrarme en los Ejercicios Espirituales, constaté con fuerza que el centro es Jesús de Nazaret, pero no en abstracto, sino el Jesús pobre y humilde”, dice. Esto le llevó, en los años 70, al barrio de San Ildefonso de Cornellà de Llobregat, para vivir en un entorno popular, entre la gente trabajadora y humilde.

Un vecino más entre tantos

Allí ha vivido durante más de 40 años, siendo un vecino más entre tantos, acompañando a las comunidades cristianas, como la Comunidad Joan N. García-Nieto, el esplai, iniciativas sociales y solidarias como la Coordinadora contra la Marginación, Acción Social contra el Paro, la Fundación la Carena para jóvenes... Y todo esto combinándolo con distintas responsabilidades dentro de la Compañía de Jesús, como formador de jesuitas en distintos lugares, e incluso participando en la Congregación General que admitió la renuncia del P. Arrupe y eligió al P. Kolvenbach. Pero siempre marcado por la experiencia en el barrio: “Cornellà ha sido para mí una segunda conversión: ha transformado mi manera de rezar y hablar de Dios, relacionarme con los demás... Para mí, Cornellà ha sido un poco como Manresa para san Ignacio, salvando las distancias, claro está”.

La palabra clave para definir la espiritualidad ignaciana es ayudar

En el mismo barrio ha acompañado Ejercicios Espirituales, convencido de que “es una manera de hacer la experiencia de una forma pura, con austeridad, viviendo la soledad... pero en el ambiente de la gente sencilla”. Especialista en espiritualidad ignaciana, su maestría es reconocida por las personas que se han formado en este ámbito a su lado. Así pues, le pedimos que nos defina qué és la espiritualidad ignaciana y nos responde que la palabra clave es ayudar: “se trata de ayudar a cada persona a encontrarse consigo misma, para encontrar la manera de vivir en el mundo”. Insiste en que los Ejercicios Espirituales no son prédicas o conferencias. “Lo importante no es el contenido, sino la práctica”, afirma el P. Rambla, que sostiene que es posible actualizar los Ejercicios Espirituales al momento que vivimos. “Es necesario hacerlo volviendo a sus orígenes, teniendo muy claro qué es lo esencial y siendo muy libres en lo accidental”.

Un entrenamiento para que la vida nos enriquezca

Precisamente en un contexto en el que se multiplica la oferta de talleres o retiros para estar mejor con uno mismo, Josep M. Rambla, reconociendo el valor que pueden tener otras propuestas, nos da algunas claves para navegar entre estas ofertas. Muchas veces se nos presentan como una oportunidad para cargar pilas. Para el P. Rambla, los Ejercicios Espirituales no deben entenderse así, si no como un entrenamiento para hacer posible que la vida nos enriquezca, no que nos desgaste. Y sobre todo, señala que lo que caracteriza la espiritualidad ignaciana es que nos lleva a vivir en el mundo, no a alejarnos de él. “Y si vives inspirado en Jesús de Nazaret, solo cabe preocuparte de que este mundo cambie”, añade.

Nacido en 1933 y jesuita desde 1950, a lo largo de su vida ha sido testigo de grandes cambios sociales y eclesiales. Los analiza con perspectiva amplia y desde la experiencia vivida a pie de calle, e imagina una “Iglesia menos patriarcal, más de todos”, que debe ser “un poco sal y un poco luz, discretamente, iluminando oscuridades. Y eso solo puede salir de la identificación con Jesús pobre y humilde”.

Podéis descargar la entrevista publicada el pasado 15 de enero en el semanario Catalunya Cristiana en este enlace.

También podéis ver en este vídeo algunos momentos de esta entrevista.