Con motivo del 20 de junio, Día Mundial de las Personas Refugiadas, las ONG Entreculturas y Alboan han presentado su campaña ‘Escuela Refugio’, en la que se enmarca el informe ‘Escuela refugio, escuela que acoge’. Con esta publicación, ambas ONG dan un paso más en su búsqueda por posicionar la educación como derecho y la escuela como un espacio necesario de refugio y de acogida de la infancia refugiada en cualquier parte del mundo.
Con 110 millones de personas forzadas a huir de sus hogares (entre refugiadas y desplazadas internas) y 280 millones fuera de sus países de origen (entre refugiadas y migrantes), el informe se detiene en la importancia de la educación durante la acogida de la infancia en los países de destino y para ello, profundiza en dos contextos concretos: la respuesta educativa de España a la infancia refugiada, además de analizar la acogida educativa que Colombia, Perú y Ecuador han proporcionado a la infancia migrante venezolana.
“Las escuelas son mucho más que lugares destinados al aprendizaje académico”, afirmó Irene Ortega, Coordinadora del Área de Ciudadanía de Entreculturas, en la presentación del informe. “Una educación inclusiva y de calidad es uno de los pilares para asegurar la integración de las personas migradas, pero también para la construcción de una verdadera convivencia intercultural. Y es que una ‘Escuela Refugio’ va más allá de la seguridad y la protección que dan sus aulas, alimenta de respeto, solidaridad y tolerancia a toda la sociedad”. Sin embargo, Irene señaló que no siempre se consigue este efecto, ya que “los sistemas educativos de los países de acogida no siempre están preparados para responder a las necesidades de la infancia migrante o refugiada, especialmente en el Sur Global”.
Yolanda González, abogada y autora del informe, señaló “que existe un consenso en la comunidad internacional en que la educación acogedora es uno de los pilares para asegurar la integración de la población migrada y refugiada; sin embargo, garantizar el derecho a una educación inclusiva y de calidad por parte de los Estados sigue siendo un reto”. Yolanda, apuntó que “un sistema educativo de acogida empieza por flexibilizar y agilizar los trámites y condiciones para la escolarización y la pronta inclusión en las aulas ordinarias, a la vez que atiende la realidad socioemocional y de salud mental de los niños, niñas y adolescentes y fomenta la participación de sus familias en los entornos educativos y comunitarios”.
Por su parte, Nerea Aginako, técnica de Alboan, ha narrado su experiencia dentro del programa piloto sobre patrocinio comunitario que el Gobierno Vasco junto a otras instituciones nacionales e internacionales está llevando a cabo en Vitoria. “El programa busca desarrollar comunidades locales de acogida, que estén cohesionadas y sensibilizadas en la práctica de acoger y acompañar a las personas refugiadas reasentadas en su nueva realidad”, explicó. “Esto implica crear espacios de convivencia que fomenten la diversidad y el acceso intercultural en todas las dimensiones de la sociedad”. Nerea desveló que es aquí donde la escuela juega un papel fundamental al ser “espacios centrales para la promoción del desarrollo y bienestar de los niños, niñas y adolescentes refugiados”, que fortalecen también los lazos entre la sociedad de acogida y los padres y madres, al crear un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida.
Jean Gutiérrez, alumno migrante del colegio madrileño Divino Corazón, quiso dar énfasis a la importancia que tiene el profesorado en que la acogida educativa sea de calidad: “A los profesores y profesoras tengo muchas cosas agradecerles, no me han dejado atrás cuando pensaba tirar la toalla. Al final el colegio me ha ayudado mucho a crecer tanto en nivel académico como personal y me han hecho no rendirme cuando quería dejarlo”. A su vez, contó su experiencia cuando aterrizó en España con nueve años: “Cuando llegué vine pensando que iba a ser muy difícil integrarme, pero las aulas de refuerzo, los profesores y los compañeros y compañeras estuvieron ahí para ayudarme a que todo fuera más fácil”.
Malena Gómez, profesora de secundaria en el mismo colegio madrileño, explicó cómo en determinados contextos educativos “el aspecto académico pasa a un segundo plano y lo central es lo personal”. En sus propias palabras, “existen casos en los que estos chicos y chicas necesitan que los escuchemos, que los conozcamos, que comprendamos su realidad y las dificultades que enfrentan, para luego poder sacar lo mejor de cada uno de ellos. Por este motivo es de vital importancia la labor de integración en el centro, tanto con el resto de estudiantes como con el profesorado, para que todo funcione adecuadamente”.
Por último, Irene Ortega ha tomado la palabra para terminar la rueda de prensa presentando las principales conclusiones, reivindicaciones y recomendaciones del informe ‘Escuela refugio, escuela que acoge’ entre las que destaca la necesidad de que implicar a toda la sociedad: “Las autoridades, las comunidades educativas, las familias y los barrios han de participar de manera activa y coordinada en los procesos de acogida e integración. Para ello, contamos con una herramienta que es imprescindible: la educación para la ciudadanía global.