Casi una treintena de personas de diferentes comunidades e instituciones de la Compañía de Jesús en Cataluña participaron entre el 7 y el 10 de mayo en el encuentro anual que organiza la Compañía de Jesús en España, y que este año se celebró en el centro de espiritualidad de Loyola, en Guipúzcoa. Este año, el trabajo se centró en el proyecto apostólico, que marcará los objetivos y líneas de acción de la Provincia jesuita de España en los próximos años.
Los representantes de la Plataforma Apostólica de Cataluña fueron mayoritariamente laicos y laicas que forman parte de los diversos proyectos educativos, sociales y pastorales, y que han valorado con agradecimiento la oportunidad que ofrece este espacio para encontrarse con personas de entidades y sectores diversos.
“El ambiente propició un sentido comunitario entre todos los participantes, lo que hizo que la comunicación y los diálogos fueran ricos, plurales y profundos”, destaca Albert Florensa, de la Comunidad Cristiana Sant Pere Claver del Clot. En la misma línea, Sandra Racionero-Plaza, que trabaja en el proyecto internacional Promotion of a Consistent Culture of Protection (PCCP), comenta que se debatió “en un ambiente que reflejaba el enfoque de la sinodalidad y que era amigable, colaborativo y esperanzador”. Sandra también agradece la oportunidad de recoger la diversidad de voces y experiencias. Para Cristina Gimenez Thomsen, directora de Identidad y Misión en ESADE, el espacio facilita “fortalecer vínculos con personas muy diversas, pero con quienes compartimos una manera de ser y de estar en el mundo, así como la voluntad de trabajar por un mundo mejor”.
Todo esto ha permitido, explica Santi Torres, de Cristianismo y Justicia, “salir de la propia institución y sector, para ir hacia una visión más global y de conjunto sobre lo que la Compañía hace y quiere hacer, porque los retos o las opciones no eran de un sector u otro, de una institución u otra, sino de toda la Compañía”. Lo subraya también Grau Usetti, del Centre Sant Jaume de Badalona, quien considera que se ha hecho explícito que “el trabajo coordinado y en red de todos los sectores es la respuesta necesaria a los retos del futuro”.
Palabras como misión compartida o intersectorialidad resonaron con fuerza, dice Santi Torres, destacando una invitación a cambiar la mirada y la manera de hacer. “Es necesario establecer mucha más colaboración entre jesuitas y laicos y laicas, entre sectores, y entre instituciones. Creo que todos van tomando conciencia de ello, y eso es muy esperanzador”, afirma. Mireia Torres, de la Parroquia de San Ignacio de Lérida, participaba por primera vez en el encuentro y recomendaría que más personas pudieran tener esta experiencia porque “te das cuenta de una visión mucho más global del trabajo de la Compañía de Jesús”. Mireia vuelve con ganas de “ser altavoz de lo vivido y hacerlo resonar”.
No pasa desapercibido que el entorno que ofrece el Santuario de Loyola es privilegiado y favorece todo este ambiente. Quim Molina, desde Jesuïtes Educació, destaca que Loyola “se vive cada vez más como un regalo, un respiro, un reencuentro con la vocación, con las raíces que te hacen recordar y resonar el porqué y para qué estás en esta institución”.
Los participantes se llevan de Loyola, como dice Quim Molina, “encuentros, reencuentros, conocimientos y reconocimientos, abrazos y saludos, comidas compartidas...” pero también el reto de ir aterrizando el proyecto apostólico en las diversas obras y en nuestra Plataforma Apostólica. Un proyecto que, según Santi Torres, “no limita, sino que da mucha más consistencia a lo que hacemos”.
Por su parte, Albert Florensa regresa con “libertad para renovar no solo nuestras obras, también nuestro discurso y nuestras propuestas espirituales”. En definitiva, dice, “me llevo libertad y esperanza”.